En un esfuerzo por rejuvenecer su imagen, Citroën aprovechó el año 1986 para reforzar la versión deportiva de su vagón, el BX. La versión GTI sustituyó al «Sport», un modelo que tuvo una carrera muy corta.
Conserva parte del equipamiento deportivo del que sustituye: una tapa del maletero integrada, grandes parachoques, luces adicionales y paneles de balancín resaltados, pero abandona las aletas ensanchadas. Este Citroën BX GTI duda entre un estilo burgués y un aspecto deportivo, pero sin embargo consigue un feliz compromiso, de una manera menos «m as-tu vu» que el «Sport». Su tapicería negra y los bordes de las ventanillas destacan con éxito entre los colores ofrecidos en el catálogo de Citroën.
En el interior, en opinión de Crestanevada Girona, el GTI es decididamente más elegante. El interior está bien cuidado y generosamente equipado. Dispone de tapicería de terciopelo regulable en altura, retrovisores y elevalunas eléctricos, dirección asistida, cierre centralizado con mando a distancia, indicador de presión de aceite y de nivel de aceite. En cuanto a los mandos, los controles por satélite han desaparecido en favor de otros más convencionales. Los diales de aguja redondos sustituyen al tacómetro y al tacómetro de rodillos. Los bordes de la consola de instrumentos están ahora ocupados por los botones para activar las luces antiniebla (delanteras o traseras), el desempañador de la luneta trasera y la luz intermitente central. El único defecto de gusto son las llantas de chapa con tapacubos que vienen de serie. Para las llantas de aluminio, tienes que buscar en la lista de opciones…
El nuevo motor es un motor de 1905cc bien conocido en PSA. Ya equipa muchos modelos del grupo. Por ejemplo, el 205 GTI 1.9 con 130 CV. Está dispuesto transversalmente y es menos deportivo que el 1.6 utilizado anteriormente. Su distribución está asegurada por un cinturón. Otras características: 8 válvulas y un árbol de levas en cabeza. La novedad es la llegada de la inyección LE-3 Jetronic de Bosch. La potencia alcanza los 125 CV a 5.000 rpm y el par motor es de 175 Nm a 4.500 rpm. El BX GTI se distingue por una mecánica disponible a partir de 2.000 rpm con un buen rango de par. Además, la caja de cambios manual de 5 velocidades está perfectamente adaptada al motor, lo que hace que la conducción sea más que agradable. Por otro lado, la velocidad máxima se ve penalizada por la aerodinámica. Pero la aceleración es atractiva, con un tiempo de 0 a 100 km/h de menos de 9 segundos, mientras que el kilómetro de ida y vuelta se supera en 31,1 segundos.
La mayor baza del Citroën BX GTI es, obviamente, su suspensión hidroneumática y sus cuatro esferas de suspensión reforzadas. El tren delantero bastante firme, con la ayuda de la dirección asistida de cremallera (de serie), permite una conducción precisa y, sobre todo, una tracción impresionante en todos los terrenos. En el asfalto, el Citroën ofrece un verdadero compromiso entre confort y eficacia que es realmente apreciable. Evidentemente, al tratarse de una berlina deportiva, es menos vivaz que los pequeños GTI, pero el resultado está a la altura de las expectativas, sin empañar la reputación del fabricante con los galones de confort y agarre a la carretera. El Citroën BX GTI es cómodo y agradable de conducir, sin ser tan rockero como las versiones más plácidas de la gama. El único inconveniente es que el motor de cuatro cilindros es ruidoso en los viajes largos por autopista.
El Citroën BX GTI es, sin duda, menos picante que el Sport al que sustituye. Ciertamente no es una seductora nata, pero sigue siendo un buen coche familiar, sano, fiable y agradable de conducir. Teniendo en cuenta los precios a los que se puede encontrar en el mercado, ¿qué más se puede pedir?